miércoles, junio 27

Experimentos hoy ilegales

1 - El experimento de Milgram sobre la obediencia

En este experimento de la Universidad de Yale, a los participantes se les dijo que se trataba de un experimento sobre los efectos del castigo en el aprendizaje. Tu tarea consistía en enseñarle a unos “aprendices” una lista de palabras, y cada vez que la otra persona se equivocara, debía aplicarle una descarga eléctrica. Ademas, la descarga eléctrica iba en aumento, llegando a un máximo de 450 voltios, un voltaje que puede ser mortal.

En el experimento, los aprendices siempre se equivocaban, lo que hacía que el voltaje de las descargas fuera aumentando hasta llegar a unos niveles terribles, en que los aprendices gritaban de dolor y suplicaban que se detuviera el experimento; en ese punto, Milgram conminaba al participante a ignorar estas súplicas y continuar con el experimento, sin importar si las descargas podían matar al aprendiz.

Lo que los participantes no sabían es que el generador de descargas eléctricas no funcionaba, y que los supuestos aprendices a los que debían castigar si no se aprendían la lista eran en realidad actores.

El objetivo real del experimento era poner a prueba los límites de la obediencia; comprobar si una persona está dispuesta a llegar hasta final cuando está obedeciendo órdenes. El 65% de los participantes llegaron al límite de 450 voltios.

2 - El experimento de la prisión de Standford


En 1971 se seleccionó a 24 estudiantes, entre los que se repartieron aleatoriamente los papeles de guardián y preso. El día que comenzó el experimento, los que hacían el papel de preso fueron sorprendidos en sus casas, esposados y llevados a una cárcel creada en el departamento de psicología para el experimento. A los prisioneros se les despojó de sus pertenencias, se les dio un mono de nylon y un número de identificación. La única misión de los guardianes era vigilar el cumplimiento de las normas.

En unos pocos días, los guardianes se volvieron sádicos y empezaron a someter a los prisioneros a tratos vejatorios, y muchos de ellos sufrieron depresión, ansiedad o apatía. A pesar de que todos sabían que era solo un experimento, guardianes y prisioneros se metieron completamente en sus papeles. Los resultados fueron tan dramáticos, que el experimento se suspendió tras solo seis días (debía haber durado dos semanas).

3 - El pequeño Albert


En 1920, John Watson llevó adelante un experimento para demostrar que los miedos están condicionados por una asociación con otras situaciones de terror.

Para ello, utilizó a un niño de 11 meses al que enseño a tener miedo de un ratón blanco por el procedimiento de golpear una barra de hierro con un martillo cada vez que el niño cogía el ratón para jugar con él, asustándole. Pronto, este miedo se extendería a cualquier cosa con un aspecto similar al del ratón, como el pelo blanco de Watson o la barba de Santa Claus.

Watson demostró claramente que el miedo puede ser condicionado, pero no hubo forma de revertir los resultados. Como explica la Wikipedia, el pequeño Albert sufrió daños psicológicos permanentes a causa del trauma que le produjo el experimento.

Seguro que os gustaría probar alguno con alguien, ya sea para ver su lado cruel, dictatorial, o para acojonarle cada vez que te mire a la cara

Teleobjetivo vía Menéame.net

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