martes, enero 30

Estatuto de Andalucía v2.0 (II)

Podeis leer la versión expandida del director aquí, yo me limito a resumirla:

Artículo 21. Educación.
2 . Los poderes públicos de la Comunidad Autónoma de Andalucía garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo consus propias convicciones.
Guay, podré tener mi propio ejercito de jedis.
5 . Se garantiza la gratuidad de los libros de texto en la enseñanza obligatoria en los centros sos tenidos con fondos públicos. La ley podrá hacer extensivo este derecho a otros niveles educativos.
Se garantiza que las editoriales se darán de ostias por las subvenciones públicas y sacar libros de 20 páginas, indice, portada, contraportada y páginas en blanco de cortesia incluidas. Igualmente el cuñado del alcalde tiene una imprenta y se garantiza que los libros los imprimirá él. Sobre sacar libros de wikisource, o meter cosas en wikisource y después sacarlas de ahí no se garantiza nada.

Artículo 22 .Salud.
2 . Los pacientes y usuarios del sistema andaluz de salud tendrán derecho a:
    g) La garantía de un tiempo máximo para el acceso a los servicios y tratamientos.
Esto no se si va con segundas, ¿garantiza que habrá un tiempo máximo de espera (77 años por ejemplo) y que a partir de ese momento te atienden, o que te garantiza que vas a tener que esperar un tiempo maximo?. Bueno y la constante de tiempo máximo esperado ¿dónde está?

Artículo 30 . Participación política.
1 . Conforme al artículo 5 , los andaluces y andaluzas tienen el derecho a participar en condiciones de igualdad en los asuntos públicos de Andalucía, directamente o por medio de representantes, en los términos que establezcan la Constitución, este Estatuto y las leyes. Este derecho comprende:
    b) El derecho a promover y presentar iniciativas legislativas ante el Parlamento de Andalucía y a participar en la elaboración de las leyes, directamente o por medio de entidades asociativas, en los términos que establez ca el Reglamento del Parlamento.
Aparte de volver a utilizar unas operaciones que no vienen en esta biblioteca de normas, esta bien saber que podré presentar una lista de leyes absurdas en el parlamento y que me las hechen abajo, por lo menos se habrá intentado.

Artículo 37 . Principios rectores.
1. Los poderes de la Comunidad Autónoma orientarán sus políticas públicas a garantizar y asegurar el ejercicio de los derechos reconocidos en el Capítulo anterior y alcanzar los objetivos básicos establecidos en el artículo 10 , mediante la aplicación efectiva de los siguientes principios rectores:
    1 8.º La conservación y puesta en valor del patrimonio cultural, histórico y artístico de Andalucía, especialmente del flamenco.
¡A la mierda la Alhambra!¡Que le den por saco a la mezquita de Córdoba!¡Fuera los chistes de Lepe y la giralda de Sevilla!¡Prohibición de los carnavales de Cadiz!¡Cubramos de hormigón el valle del Guadalorce!¡Quemad los retratos de Nicolás Salmerón!¡Quememos la sierra de Cazorla!. Si no fuera por el flamenco, no seriamos nadie. Propongo crear estatuas de 200 metros de altura de grandes figuras como Farruquito o Andy&Lucas.

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lunes, enero 29

Jesus Camp: Ned Flanders existe

En Dakota del Norte se ha rodado Jesus Camp, el documental más profundamente provocador desde aquel ya lejano año 2001. Como su nombre indica, trata de un campamento de verano religioso. Más en concreto, de los cristianos evangélicos, el semillero de voto republicano. El componente político de esta reflexión puede parecer manipulador, pero después de ver la película, queda claro que no lo es en absoluto. No es una mera cuestión de libertad religiosa, de pensamiento o de opinión.

Fundamentalmente, Jesus Camp nos lleva al campamento de la mano de tres actores principales: Becky Fischer, la monitora principal y alma mater del encuentro, una mujer que ha dedicado su vida a la causa; un niño de 12 años y una niña algo menor. Asistimos al adoctrinamiento de infantes (algunos no tanto, que también salen unos pocos mayorcitos) en una serie de pilares básicos de la nueva corriente religiosa: la teoría de la evolución es mentira, el cambio climático es mentira, el aborto es un genocidio, América es fundamentalmente cristiana y los lobbies ateos la han secuestrado, los homosexuales deben ser perseguidos, los medios de comunicación y Hollywood están en manos del demonio, Harry Potter promueve la magia negra... Algunos de estos niños son incluso adoctrinados en su propia casa, donde reciben su "educación" (no van al colegio).

En palabras de la citada monitora:
No hay duda, con ese tipo de intenso entrenamiento y disciplina, que esos jóvenes están listos para suicidarse por la causa del Islam. Quiero ver jóvenes tan adictos a la causa de Jesucristo como esos otros lo están a la causa del Islam. Quiero verlos radicalmente dando sus vidas por el Evangelio como lo están otros en Pakistán, Israel y Palestina y tantos otros lugares, ya sabes, porque nosotros... perdóname, ¡pero nosotros llevamos razón!
[...]
Puedo ir a un parque de niños que no saben nada del cristianismo, llevarlos hasta el Señor en cuestión de, prácticamente ningún tiempo, y sólo un instante después pueden estar viendo visiones y oyendo la voz de Dios, porque son tan abiertos. Son tan utilizables para el cristianismo.

Una fábrica de pequeños talibanes cristianos, que son conminados a confesar sus horribles pecados (hablamos hasta de niños de menos de 10 años) entre lágrimas y retorcimientos, en trance. Me pareció ver a la niña del Exorcista por allí. Se les asegura que pueden ver y oír a Dios. Y creen que lo hacen.



(...)

Son muchos votos. Los evangélicos, pero no sólo ellos. En un momento de la película los niños son presentados ante una reproducción en cartón de George W. Bush para que le recen a él.



No veo ninguna maldad especial en ellos, salvo en el dichoso Ted Haggard, un manipulador de los de siempre. Las familias, los niños, incluso los monitores del campamento... no terminan siendo al final más que tontos útiles. Toda esa estructura de control al final no tiene que ver con los mensajes de adoctrinamiento, se podrían cambiar y daría igual. Lo importante es el poder y la dependencia.

Copypasteado de/ver artículo completo en: Lágrimas en la lluvia.

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viernes, enero 26

Estatuto de Andalucía v2.0 (I)

Podeis leer la versión expandida del director aquí, yo me limito a resumirla:

Artículo 1,2,3,4,5,6,7,8 y 9 ; Andalucía, territorio, símbolos, capitales y sedes, condición de andaluz fuera y dentro, donde se aplican las normas y los derechos se quedan como están y prometemos servir al pueblo, al mundo, destruir las amenazas alienigenas, portarnos bien y poner arcoiris de 28 colores en cada casa.

Articulo 10 Objetivos básicos de la Comunidad Autónoma.
4 .º La defensa, promoción, estudio y prestigio de la modalidad
lingüística andaluz a en todas sus variedades.
Las asignaturas Zaidinero y Chanareño serán troncales para todas las carreras. El resto del artículo sigue diciendo lo bonito que va a quedar el mundo con este estatuto.

Artículo 14 . Prohibición de discriminación.
Se prohíbe toda discriminación en el ejercicio de los derechos, el cumplimiento de los deberes y la prestación de los servicios contemplados en este Título, particularmente la ejercida por razón de sexo, orígenes étnicos o sociales, lengua, cultura, religión, ideología, características genéticas, nacimiento, patrimonio, discapacidad, edad, orientación sexual o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. La prohibición de discriminación no impedirá acciones positivas en beneficio de sectores, grupos o personas desfavorecidas.
Bien, tanto los mutantes como los paramecios tendrán el mismo derecho, y los nacidos en e 2040 tendrán la misma obligación de pagar el canon de los DVDs como piratas que serán, así que se lo podremos ir cobrando a los padres.

Artículo 15 . Igualdad de género.
Se garantiza la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en todos los ámbitos.
Ok, me garantizan la igualdad de oportunidades que tiene una mujer de parir. Hm... como no nos espere un futuro estilo Hijos de los hombres van a tener que invertir mucho dinero en I+D para conseguir esto.

Artículo 20. Testamento vital y dignidad ante el proceso
de la muerte.

1. Se reconoce el derecho a declarar la voluntad vital anticipada que deberá respetarse, en los términos que establezca la ley.
Ya me gustaría a mi poder declarar mi voluntad vital con retraso pero claro, el Artículo 14 no contempla el derecho de los seres en otros planos de existencia. En cualquier caso este artículo dice que se haga lo que diga la ley y se quita el muerto de encima (nunca mejor dicho). Ya veras que gracia cuando en la ley se diga que se haga lo que dice el Estatuto y los juicios entren en un bucle sin fin. (Este recurso se repite varias veces en varios capítulos)

(continuara...)

Durante los próximos dias ire poniendo trozos de este artículo, el total es demasiado grande para ponerlo en una sola entrada, y además así fomentamos el misterio y los spoilers. Como regalo de inaugaración pondremos la campaña publicitaria del mismo:

Andy y Lucas protagonistas de la campaña.


Bien, un estatuto promocionado por este par de gilipollas y que además dice que es "muy nuestro". Ya pueden haber inventado un sistema de voto por internet 100% fiable que me parece a mi que no le voy a dar mi apoyo a quienes los pongan como imagen de campaña. De todas formas la campaña ya a sido retirada porque según dice La Junta Electoral Central "puede, directa o indirectamente, influir en la posición o actitud de los ciudadanos" JUAS! ¿Dónde esta la gracia entonces? Yo propongo este cartel pues:

Andy y Lucas protagonistas de la campaña.

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martes, enero 23

El Hombre que plantaba árboles

El hombre que plantó árboles y creció felicidad.
Jean Giono.

"Si uno quiere descubrir cualidades realmente excepcionales en el carácter de un ser humano, debe tener el tiempo o la oportunidad de observar su comportamiento durante varios años. Si este comportamiento no es egoísta, si está presidido por una generosidad sin límites, si es tan obvio que no hay afán de recompensa, y además ha dejado una huella visible en la tierra, entonces no cabe equivocación posible.

Hace cuarenta años hice un largo viaje a pie a través de montañas completamente desconocidas por los turistas, atravesando la antigua región donde los Alpes franceses penetran en la Provenza. Cuando empecé mi viaje por aquel lugar todo era estéril y sin color, y la única cosa que crecía era la planta conocida como lavanda silvestre.

Cuando me aproximaba al punto más elevado de mi viaje, y tras caminar durante tres días, me encontré en medio de una desolación absoluta y acampé cerca de los vestigios de un pueblo abandonado. Me había quedado sin agua el día anterior, y por lo tanto necesitaba encontrar algo de ella. Aquel grupo de casas, aunque arruinadas como un viejo nido de avispas, sugerían que una vez hubo allí un pozo o una fuente. La había, desde luego, pero estaba seca. Las cinco o seis casas sin tejados, comidas por el viento y la lluvia, la pequeña capilla con su campanario desmoronándose, estaban allí, aparentemente como en un pueblo con vida, pero ésta había desaparecido.

Era un día de junio precioso, brillante y soleado, pero sobre aquella tierra desguarnecida el viento soplaba, alto en el cielo, con una ferocidad insoportable. Gruñía sobre los cadáveres de las casas como un león interrumpido en su comida... Tenía que cambiar mi campamento.
Tras cinco horas de andar, todavía no había hallado agua y no existía señal alguna que me diera esperanzas de encontrarla. En todo el derredor reinaban la misma sequedad, las mismas hierbas toscas. Me pareció vislumbrar en la distancia una pequeña silueta negra vertical, que parecía el tronco de un árbol solitario. De todas formas me dirigí hacia él. Era un pastor. Treinta ovejas estaban sentadas cerca de él sobre la ardiente tierra.

Me dio un sorbo de su calabaza-cantimplora, y poco después me llevó a su cabaña en un pliegue del llano. Conseguía el agua -agua excelente- de un pozo natural y profundo encima del cual había construido un primitivo torno.
El hombre hablaba poco, como es costumbre de aquellos que viven solos, pero sentí que estaba seguro de sí mismo, y confiado en su seguridad. Para mí esto era sorprendente en ese país estéril. No vivía en una cabaña, sino en una casita hecha de piedra, evidenciadora del trabajo que él le había dedicado para rehacer la ruina que debió encontrar cuando llegó. El tejado era fuerte y sólido. Y el viento, al soplar sobre él, recordaba el sonido de las olas del mar rompiendo en la playa.

La casa estaba ordenada, los platos lavados, el suelo barrido, su rifle engrasado, su sopa hirviendo en el fuego. Noté que estaba bien afeitado, que todos sus botones estaban bien cosidos y que su ropa había sido remendada con el meticuloso esmero que oculta los remiendos. Compartimos la sopa, y después, cuando le ofrecí mi petaca de tabaco, me dijo que no fumaba. Su perro, tan silencioso como él, era amigable sin ser servil.

Desde el principio se daba por supuesto que yo pasaría la noche allí. El pueblo más cercano estaba a un día y medio de distancia. Además, ya conocía perfectamente el tipo de pueblo de aquella región... Había cuatro o cinco más de ellos bien esparcidos por las faldas de las montañas, entre agrupaciones de robles albares, al final de carreteras polvorientas. Estaban habitadas por carboneros, cuya convivencia no era muy buena. Las familias, que vivían juntas y apretujadas en un clima excesivamente severo, tanto en invierno como en verano, no encontraban solución al incesante conflicto de personalidades. La ambición territorial llegaba a unas proporciones desmesuradas, en el deseo continuo de escapar del ambiente. Los hombres vendían sus carretillas de carbón en el pueblo más importante de la zona y regresaban. Las personalidades más recias se limaban entre la rutina cotidiana. Las mujeres, por su parte, alimentaban sus rencores. Existía rivalidad en todo, desde el precio del carbón al banco de la iglesia. Y encima de todo estaba el viento, también incesante, que crispaba los nervios. Había epidemias de suicidio y casos frecuentes de locura, a menudo homicida.

Había transcurrido una parte de la velada cuando el pastor fue a buscar un saquito del que vertió una montañita de bellotas sobre la mesa. Empezó a mirarlas una por una, con gran concentración, separando las buenas de las malas. Yo fumaba en mi pipa. Me ofrecí para ayudarle. Pero me dijo que era su trabajo. Y de hecho, viendo el cuidado que le dedicaba, no insistí. Esa fue toda nuestra conversación. Cuando ya hubo separado una cantidad suficiente de bellotas buenas, las separó de diez en diez, mientras iba quitando las más pequeñas o las que tenían grietas, pues ahora las examinaba más detenidamente. Cuando hubo seleccionado cien bellotas perfectas, descansó y se fue a dormir.

Se sentía una gran paz estando con ese hombre, y al día siguiente le pregunté si podía quedarme allí otro día más. Él lo encontró natural, o para ser más preciso, me dio la impresión de que no había nada que pudiera alterarle. Yo no quería quedarme para descansar, sino porque me interesó ese hombre y quería conocerle mejor. Él abrió el redil y llevó su rebaño a pastar. Antes de partir, sumergió su saco de bellotas en un cubo de agua.

Me di cuenta de que en lugar de cayado, se llevó una varilla de hierro tan gruesa como mi pulgar y de metro y medio de largo. Andando relajadamente, seguí un camino paralelo al suyo sin que me viera. Su rebaño se quedó en un valle. Él lo dejó a cargo del perro, y vino hacia donde yo me encontraba. Tuve miedo de que me quisiera censurarme por mi indiscreción, pero no se trataba de eso en absoluto: iba en esa dirección y me invitó a ir con él si no tenía nada mejor que hacer. Subimos a la cresta de la montaña, a unos cien metros.

Allí empezó a clavar su varilla de hierro en la tierra, haciendo un agujero en el que introducía una bellota para cubrir después el agujero. Estaba plantando un roble. Le pregunté si esa tierra le pertenecía, pero me dijo que no. ¿Sabía de quién era?. No tampoco. Suponía que era propiedad de la comunidad, o tal vez pertenecía a gente desconocida. No le importaba en absoluto saber de quién era. Plantó las bellotas con el máximo esmero. Después de la comida del mediodía reemprendió su siembra. Deduzco que fui bastante insistente en mis preguntas, pues accedió a responderme. Había estado plantado cien árboles al día durante tres años en aquel desierto. Había plantado unos cien mil. De aquellos, sólo veinte mil habían brotado. De éstos esperaba perder la mitad por culpa de los roedores o por los designios imprevisibles de la Providencia. Al final quedarían diez mil robles para crecer donde antes no había crecido nada.

Entonces fue cuando empecé a calcular la edad que podría tener ese hombre. Era evidentemente mayor de cincuenta años. Cincuenta y cinco me dijo. Su nombre era Elzeard Bouffier. Había tenido en otro tiempo una granja en el llano, donde tenía organizada su vida. Perdió su único hijo, y luego a su mujer. Se había retirado en soledad, y su ilusión era vivir tranquilamente con sus ovejas y su perro. Opinaba que la tierra estaba muriendo por falta de árboles. Y añadió que como no tenía ninguna obligación importante, había decidido remediar esta situación.

Como en esa época, a pesar de mi juventud, yo llevaba una vida solitaria, sabía entender también a los espíritus solitarios. Pero precisamente mi juventud me empujaba a considerar el futuro en relación a mí mismo y a cierta búsqueda de la felicidad. Le dije que en treinta años sus robles serían magníficos. Él me respondió sencillamente que, si Dios le conservaba la vida, en treinta años plantaría tantos más, y que los diez mil de ahora no serían más que una gotita de agua en el mar.

Además, ahora estaba estudiando la reproducción de las hayas y tenía un semillero con hayucos creciendo cerca de su casita. Las plantitas, que protegía de las ovejas con una valla, eran preciosas. También estaba considerando plantar abedules en los valles donde había algo de humedad cerca de la superficie de la tierra.
Al día siguiente nos separamos.

Un año más tarde empezó la Primera Guerra Mundial, en la que yo estuve enrolado durante los siguientes cinco años. Un «soldado de infantería» apenas tenía tiempo de pensar en árboles, y a decir verdad, la cosa en sí hizo poca impresión en mí. La había considerado como una afición, algo parecido a una colección de sellos, y la olvidé.

Al terminar la guerra sólo tenía dos cosas: una pequeña indemnización por la desmovilización, y un gran deseo de respirar aire fresco durante un tiempo. Y me parece que únicamente con este motivo tomé de nuevo la carretera hacia la «tierra estéril».

El paisaje no había cambiado. Sin embargo, más allá del pueblo abandonado, vislumbré en la distancia un cierto tipo de niebla gris que cubría las cumbres de las montañas como una alfombra. El día anterior había empezado de pronto a recordar al pastor que plantaba árboles. «Diez mil robles -pensaba- ocupan realmente bastante espacio». Como había visto morir a tantos hombres durante aquellos cinco años, no esperaba hallar a Elzeard Bouffier con vida, especialmente porque a los veinte años uno considera a los hombres de más de cincuenta como personas viejas preparándose para morir... Pero no estaba muerto, sino más bien todo lo contrario: se le veía extremadamente ágil y despejado: había cambiado sus ocupaciones y ahora tenía solamente cuatro ovejas, pero en cambio cien colmenas. Se deshizo de las ovejas porque amenazaban los árboles jóvenes. Me dijo -y vi por mí mismo- que la guerra no le había molestado en absoluto. Había continuado plantando árboles imperturbablemente. Los robles de 1.910 tenían entonces diez años y eran más altos que cualquiera de nosotros dos. Ofrecían un espectáculo impresionante. Me quedé con la boca abierta, y como él tampoco hablaba, pasamos el día en entero silencio por su bosque. Las tres secciones medían once kilómetros de largo y tres de ancho. Al recordar que todo esto había brotado de las manos y del alma de un hombre solo, sin recursos técnicos, uno se daba cuenta de que los humanos pueden ser también efectivos en términos opuestos a los de la destrucción...

Había perseverado en su plan, y hayas más altas que mis hombros, extendidas hasta el límite de la vista, lo confirmaban. me enseñó bellos parajes con abedules sembrados hacía cinco años (es decir, en 1.915), cuando yo estaba luchando en Verdún. Los había plantado en todos los valles en los que había intuido -acertadamente- que existía humedad casi en la superficie de la tierra. Eran delicados como chicas jóvenes, y estaban además muy bien establecidos.

Parecía también que la naturaleza había efectuado por su cuenta una serie de cambios y reacciones, aunque él no las buscaba, pues tan sólo proseguía con determinación y simplicidad en su trabajo. Cuando volvimos al pueblo, vi agua corriendo en los riachuelos que habían permanecido secos en la memoria de todos los hombres de aquella zona. Este fue el resultado más impresionante de toda la serie de reacciones: los arroyos secos hacía mucho tiempo corrían ahora con un caudal de agua fresca. Algunos de los pueblos lúgubres que menciono anteriormente se edificaron en sitios donde los romanos habían construido sus poblados, cuyos trazos aún permanecían. Y arqueólogos que habían explorado la zona habían encontrado anzuelos donde en el siglo XX se necesitaban cisternas para asegurar un mínimo abastecimiento de agua.

El viento también ayudó a esparcir semillas. Y al mismo tiempo que apareció el agua, también lo hicieron sauces, juncos, prados, jardines, flores y una cierta razón de existir. Pero la transformación se había desarrollado tan gradualmente que pudo ser asumida sin causar asombro. Cazadores adentrándose en la espesura en busca de liebres o jabalíes, notaron evidentemente el crecimiento repentino de pequeños árboles, pero lo atribuían a un capricho de la naturaleza. Por eso nadie se entrometió con el trabajo de Elzeard Bouffier. Si él hubiera sido detectado, habría tenido oposición. Pero era indetectable. Ningún habitante de los pueblos, ni nadie de la administración de la provincia, habría imaginado una generosidad tan magnífica y perseverante.

Para tener una idea más precisa de este excepcional carácter no hay que olvidar que Elzeard trabajó en una soledad total, tan total que hacía el final de su vida perdió el hábito de hablar, quizá porque no vio la necesidad de éste.

En 1.933 recibió la visita de un guardabosques que le notificó una orden prohibiendo encender fuego, por miedo a poner en peligro el crecimiento de este bosque natural. Esta era la primera vez -le dijo el hombre- que había visto crecer un bosque espontáneamente. En ese momento, Bouffier pensaba plantar hayas en un lugar a 12 Km. de su casa, y para evitar las ideas y venidas (pues contaba entonces 75 años de edad), planeó construir una cabaña de piedra en la plantación. Y así lo hizo al año siguiente.
En 1.935 una delegación del gobierno se desplazó para examinar el «bosque natural». La componían un alto cargo del Servicio de Bosques, un diputado y varios técnicos. Se estableció un largo diálogo completamente inútil, decidiéndose finalmente que algo se debía hacer... y afortunadamente no se hizo nada, salvo una única cosa que resultó útil: todo el bosque se puso bajo la protección estatal, y la obtención del carbón a partir de los árboles quedó prohibida. De hecho era imposible no dejarse cautivar por la belleza de aquellos jóvenes árboles llenos de energía, que a buen seguro hechizaron al diputado.

Un amigo mío se encontraba entre los guardabosques de esa delegación y le expliqué el misterio. Un día de la semana siguiente fuimos a ver a Elzeard Bouffier. Lo encontramos trabajando duro, a unos diez kilómetros de donde había tenido lugar la inspección.

El guardabosques sabía valorar las cosas, pues sabía cómo mantenerse en silencio. Yo le entregué a Elzeard los huevos que traía de regalo. Compartimos la comida entre los tres y después pasamos varias horas en contemplación silenciosa del paisaje...

En la misma dirección en la que habíamos venido, las laderas estaban cubiertas de árboles de seis a siete metros de altura. Al verlos recordaba aún el aspecto de la tierra en 1.913, un desierto... y ahora, una labor regular y tranquila, el aire de la montaña fresco y vigoroso, equilibrio y, sobre todo, la serenidad de espíritu, habían otorgado a este hombre anciano una salud maravillosa. Me pregunté cuántas hectáreas más de tierra iba a cubrir con árboles.

Antes de marcharse, mi amigo hizo una sugerencia breve sobre ciertas especies de árboles para los que el suelo de la zona estaba especialmente preparado. No fue muy insistente; «por la buena razón -me dijo más tarde- de que Bouffier sabe de ello más que yo». Pero, tras andar un rato y darle vueltas en su mente, añadió: «¡y sabe mucho más que cualquier persona, pues ha descubierto una forma maravillosa de ser feliz!».
Fue gracias a ese hombre que no sólo la zona, sino también la felicidad de Bouffier fue protegida. Delegó tres guardabosques para el trabajo de proteger la foresta, y les conminó a resistir y rehusar las botellas de vino, el soborno de los carboneros.

El único peligro serio ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial. Como los coches funcionaban con gasógeno, mediante generadores que quemaban madera, nunca había leña suficiente. La tala de robles empezó en 1.940, pero la zona estaba tan lejos de cualquier estación de tren que no hubo peligro. El pastor no se enteraba de nada. Estaba a treinta kilómetros, plantando tranquilamente, ajeno a la guerra de 1.939 como había ignorado la de 1.914.

Vi a Elzeard Bouffier por última vez en junio de 1.945. Tenía entonces ochenta y siete años. Volví a recorrer el camino de la «tierra estéril»; pero ahora en lugar del desorden que la guerra había causado en el país, un autobús regular unía el valle del Durance y la montaña. No reconocí la zona, y lo atribuí a la relativa rapidez del autobús... Hasta que vi el nombre del pueblo no me convencí de que me hallaba realmente en aquella región, donde antes sólo había ruinas y soledad.

El autobús me dejó en Vergons. En 1.913 este pueblecito de diez o doce casas tenía tres habitantes, criaturas algo atrasadas que casi se odiaban una a otra, subsistiendo de atrapar animales con trampas, próximas a las condiciones del hombre primitivo. Todos los alrededores estaban llenos de ortigas que serpenteaban por los restos de las casas abandonadas. Su condición era desesperanzadora, y una situación así raramente predispone a la virtud.

Todo había cambiado, incluso el aire. En vez de los vientos secos y ásperos que solían soplar, ahora corría una brisa suave y perfumada. Un sonido como de agua venía de la montaña. Era el viento en el bosque; pero más asombro era escuchar el auténtico sonido del agua moviéndose en los arroyos y remansos. Vi que se había construido una fuente que manaba con alegre murmullo, y lo que me sorprendió más fue que alguien había plantado un tilo a su lado, un tilo que debería tener cuatro años, ya en plena floración, como símbolo irrebatible de renacimiento.

Además, Vergons era el resultado de ese tipo de trabajo que necesita esperanza, la esperanza que había vuelto. Las ruinas y las murallas ya no estaban, y cinco casas habían sido restauradas. Ahora había veinticinco habitantes. Cuatro de ellos eran jóvenes parejas. Las nuevas casas, recién encaladas, estaban rodeadas por jardines donde crecían vegetales y flores en una ordenada confusión. Repollos y rosas, puerros y margaritas, apios y anémonas hacían al pueblo ideal para vivir.

Desde ese sitio seguí a pie. La guerra, al terminar, no había permitido el florecimiento completo de la vida, pero el espíritu de Elzeard permanecía allí. En las laderas bajas vi pequeños campos de cebada y de arroz; y en el fondo del valle verdeaban los prados.

Sólo fueron necesarios ocho años desde entonces para que todo el paisaje brillara con salud y prosperidad. Donde antes había ruinas, ahora se encontraban granjas; los viejos riachuelos, alimentados por las lluvias y las nieves que el bosque atrae, fluían de nuevo. Sus aguas alimentaban fuentes y desembocan sobre alfombras de menta fresca. Poco a poco, los pueblecitos se habían revitalizado. Gentes de otros lugares donde la tierra era más cara se habían instalado allí, aportando su juventud y su movilidad. Por las calles uno se topaba con hombres y mujeres vivos, chicos y chicas que empezaban a reír y que habían recuperado el gusto por las excursiones. Si contábamos la población anterior, irreconocible ahora que gozaba de cierta comodidad, más de diez mil personas debían en parte su felicidad a Elzeard Bouffier.
Por eso, cuando reflexiono sobre aquel hombre armado únicamente por sus fuerzas físicas y morales, capaz de hacer surgir del desierto esa tierra de Canán, me convenzo de que a pesar de todo la humanidad es admirable. Cuando reconstruyo la arrebatadora grandeza de espíritu y la tenacidad y benevolencia necesaria para dar lugar a aquel fruto, me invade un respeto sin límites por aquel hombre anciano y supuestamente analfabeto, un ser que completó una tarea digna de Dios.
(Elzeard Bouffier murió pacíficamente en 1.947 en el hospicio de Banon)."

Vía Menéame

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YoM30

Película documental de algo parecido a lo que se está haciendo en Gran Vía de Granada pero a escala planetaria:



Ya vereis lo bonito que queda en los efectos especiales de las pinículas cuando nos invadan los extraterrestres y la revienten.

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viernes, enero 19

Morfología 3D por la cara

Aquí un video explicativo de el proceso de creación de personaje de los sims 7:



Si en los sims, los sims se ponen a jugar a un juego de los sims y resulta que esos sims a los que juegan los sims somos nosotros, ¿explotaría el universo?

Vía Menéame

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jueves, enero 18

Gran noticia, el sueldo sube 50X respecto al IPC

1.200 euros más al mes de una tacada, y en silencio. Funcionarios y sindicatos de la Diputación aún no saben qué es lo que les ha indignado más, si la elevada cuantía de los emolumentos acordada por los integrantes del Pleno o el secretismo con el que se ha fraguado este acuerdo del que se benefician los diputados con dedicación exclusiva, portavoces de la oposición y altos cargos.

Y luego nos extrañamos al ver noticias como esta. España es la mejor empresa de todas para los empleados, se ponen ellos mismos los sueldos que les da la gana y puedes construir tabiques donde te de la gana que el jefe agacha la cabeza y paga en lugar de cruzarte la cara de un sopapo, despedirte y cobrarte una indemnizacion y no necesariamente en ese orden.
Vía Meneame

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Que casualidad

Carlos Paramio Conde será vecino de los hijos del alcalde de Valladolid, del Consejero de Agricultura y del ex delegado del Gobierno en tiempos de Aznar, que paradójicamente vive en Canarias, porque el piso de protección oficial que le ha sido adjudicado está ubicado en la misma parcela y en la misma calle que el adjudicado a los anteriores.
...el hijo de un ex-cargo de la Junta de Castilla y León por el PP había conseguido un piso de protección oficial, en el mismo edificio que el del hijo del alcalde y el del ex-delegado del gobierno de Aznar en Valladolid.

Para que luego digan que no hay forma de conseguir vivienda ¿Cómo que no? ¡Si hasta te buscan los colegas para gue vivais todos en el mismo edificio!. Vergüenza les debería dar a esos becarios quejumbrosos.

Vía Meneame

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miércoles, enero 17

Ricos de garrafón

En la vidriera de Dolce & Gabanna hay carteras pequeñas, de piel, a 800 euros. A unos metros, en la vereda, un marroquí vende unas idénticas por 15. Como las carteritas de dentro y las de fuera tienen el mismo color, el mismo diseño y el mismo logo, por la tarde llega la policía. En un mundo sensato meterían preso al vendedor que no tiene escrúpulos. En este mundo, en cambio, se llevan esposado al marroquí, por molestar a los nuevos ricos con una realidad escandalosa: el verdadero precio de las carteras.

A los millonarios de toda la vida les importa un pito que la gente de a pie, la gente común, compre falsos Rolex y falsos Ray Ban y complementos falsos de Armani. Ellos están en otra nube, viven en el limbo de los que consumen productos imposibles de falsificar. Mientras no haya vendedor ambulante capaz de imitar un yate, ni un chalet en la Costa Azul con catorce baños, los verdaderos ricos estarán tranquilos. No son ellos los que llaman a la policía para que apresen al marroquí que vende carteras. Entonces, ¿quién llama a la policía?

En España está ocurriendo un fenómeno singular (en Rusia dicen que también, pero yo solamente vivo en España). Aquí, en España, hay mucha gente que se está haciendo rica de golpe y porrazo. Se trata de ricos sin pedigrí, millonarios de sopetón, gente que no ha tenido una familia poderosa en el pasado ni una educación ricachona desde la cuna. Los nuevos ricos son, ante todo, ricos asustados de perder la brújula de un estatus que nunca merecieron.

El estatus es un galardón de prestigio, casi siempre falso, que se da en todas las clases sociales. Mi papá todavía cuenta con orgullo que, en la época de Alfonsín, robaba los desperdicios de otra gente y los metía en casa, a escondidas, para después salir a la calle con sus propias bolsas de basura y que el barrio lo viera. Tener algo que tirar, en ese tiempo y en aquella geografía, también era síntoma de estatus.

Así como mi padre falsificaba basura, en este tiempo el mercado de las falsificaciones se dedica a imitar productos llamados “de marca”. Esta práctica, que ocurre en todo el mundo gracias a la astucia de los chinos, está dejando al descubierto la paranoia de los nuevos ricos, a los que les cuesta mucho aceptar que haya personas pobres y sin suerte comprando sus mismos juguetes de fantasía.

El nuevo rico adquiere una carterita de 800 euros no porque le guste demasiado el producto en sí mismo, ni porque lo necesite, sino porque la carterita tiene un código común: la marca. Este símbolo indica su valor comercial en el mercado de las cosas. Se trata de un código no secreto, no oculto; un código que entenderá todo el mundo a simple vista. Es como si el producto tuviese el precio grabado a fuego y ellos pudieran así generar la envidia de los imbéciles.

Por una cuestión de reglas internas, los nuevos ricos no pueden decir que compran cosas únicamente por el precio inasequible. Entonces dicen que lo hacen por la calidad. Aseguran que se han comprado una cartera costosísima y de marca porque las costuras son mejores, o porque duran toda la vida. Sin embargo, y también por culpa de las reglas internas, a las cuatro semanas ya no pueden seguir usándola, pues ha aparecido otra mejor, o porque demasiada gente ya los ha visto con la primera.

El mercado de la falsificación es, entonces, el infierno de los superficiales. Lo peor que le puede pasar en la vida a un frívolo es que otro, por mucho menos, pueda ostentar sus mismos códigos de grandeza, y ensayar idénticos pavoneos, aunque sean imitaciones vulgares de los códigos reales, aunque las costuras sean pésimas y se destiñan al segundo lavado.

A los nuevos ricos no les importa realmente la calidad de lo que poseen: sólo les importa la seguridad de saber que nadie más que ellos pueden conseguirlo. Para ellos una “marca” indica la seguridad de la subsistencia, la grieta que los separa de la antigua vida de mortales corrientes. Recordemos que no han sido ricos siempre: son nuevos y torpes en el malabarismo de la opulencia. Hace no mucho eran envidiosos de los verdaderos ricos, eran resentidos fisgones de la vida de los otros. Por eso ahora se desesperan para no caer otra vez en la miseria.

Por eso cuando se topa con un marroquí que, en la vereda de enfrente, ofrece códigos de estatus a todo el mundo, y a un precio ínfimo y posible, el nuevo rico se siente estafado en su buena fe.

—Yo quiero que me estafe Dolce & Gabbanna —pareciera decir—, yo quiero que una cartera de mierda me cueste muchísimo dinero, necesito demostrar que puedo despilfarrar y alardear y pavonearme, pero no soporto que me estafen otros. Prefiero que me quiten el dinero, que me sobra, y no la autoestima, porque de eso tengo poco.

Se ha llegado a tal grado de frivolidad que hasta el que te rompe el culo tiene que ser alguien importante, para que valga la pena mostrar el culo roto como un trofeo. La riqueza y la pobreza muchas veces tienen una frontera azarosa. Si las chicas que esta semana han muerto de anorexia en Brasil hubieran nacido 400 kilómetros al sudoeste, serían las chicas que han muerto de hambre en Bolivia.

El nuevo rico lo sabe. Sabe que el azar ha provocado su buena racha, y no el esfuerzo. Sabe que la vida puede quitarle todo tan rápido como se lo ha dado. El nuevo rico necesita desmarcarse de la gente corriente. Porque el estatus —parecen decir los nuevos ricos— es poder elegir quién puede estafarte y quién no.

Parecen decir esto, pero en realidad dicen otra cosa. Lo que dicen es que hay que acabar con el mercado de la falsificación porque involucra la explotación de los chinos, pobrecitos, que están encerrados en los barcos y trabajan por un plato de arroz; dicen que el mercado negro es nefasto porque obliga a trabajar a los niños filipinos y eso a ellos (a los ricos) los hace llorar; dicen que las mafias de las marcas falsas acabarán un día con la bendición del libre comercio. Eso es lo que dicen cuando llaman a la policía desde sus teléfonos móviles, escondidos detrás de un árbol:

—¿Señor policía? Venga rápido a la esquina en la que estoy, puesto que hay un delincuente con una manta, en la calle, ofreciendo a la población cosas inútiles a precios razonables. ¡Apúrese, oficial, que hay muchos pobres a punto de convertirse en ricos falsos!

Copypasteado de Orsai vía Meneame

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lunes, enero 15

Directora de la Academia del Cine basura español anima a descargar como cosacos

"El verdadero problema es la falta de variedad y el cierre de cines en el centro de las ciudades", asegura Ángeles González-Sinde, quien también afirma que "Internet te permite repescar películas que se te han escapado o que están descatalogadas"
-Ángeles González-Sinde, nueva presidenta de la Academia del Cine
O_o OMFG!! Una voz sabia dentro de los mandamases de las cosas de autor, discordante con el discurso habitual de la SGAE que narra que todos somos unos piratas inmorales y que el cine se va a pique porque descargamos películas en lugar de ir a ver El fontanero, su mujer y otras cosas de meter protagonizada por el tio que hace como que canta de los Serrano, gran película donde las haya.

Claro que esta mujer presupone que bajamos películas españolas ¡juas! mi proporción puede que sea del 1% del total de películas que tengo y tirando alto. El problema del cine español es muy simple, que es una puta mierda, y si la colega esta dice que Torrente es un ejemplo a seguir apaga y vámonos átomos. Solventese eso y se solucionará el problema. Aun así agradezco que alguien empiece a tener las ideas claras.

¿Una nueva ventana a la esperanza? Yo creo que dentro de dos días aparecerá muerta en el maletero de un coche con un CD de Bisbal puesto sobre el cadaver. Las herejías se pagan.

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viernes, enero 12

Videojuegos Malosos y Psicópatas

Previously on GromeNews:

Actor 1: ¡Los videojuegos de Disney pueden ser más escandalosos que una película porno!
Actriz 3: Yo he jugado a videojuegos y no me ha pasado nada.




Vía Escolar.net

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viernes, enero 5

Idas de Olla IV: AVT (Asociación que se Vanagloria del Terrorismo)

¿Llega tarde la ruptura del diálogo?

Pienso que se ha roto el diálogo pero no se ha roto el proceso. Pienso que esto es un paréntesis que tanto ETA como el Gobierno han ideado para retomar el proceso en una situación mucho más cómoda para ambos.
Francisco José Alcaraz - presidente de la AVT
#16 Además, sigo leyendo:

"...Segun la AVT, no fue una furgoneta bomba la que explotó derrumbando la terminal T4, sino 5 cazas F-15 con sendas bombas nucleares que arrojaron indiscriminadamente sobre la ciudad de Madrid, y bajo control total del ejército del Aire (corre que vuela) y supervisión directa en tiempo real por Jose Luis Rodríguez Zapatero, quien, además, pilotaba uno de los cazas."
-Comentario en Menemane.net
Voilà! Voladura de un vehículo que volatilizó las vísceras y las vértebras mientras sangraban las venas de las víctimas durante las vacaciones dejando algunas viudas. V de AVT, siempre en vanguardia para vapulear con valentía la violencia del vandalismo y velando sin vacilar a nuestros vecinos los vascos y vascas de la voluptuosa vanidad y vasallaje del gobierno y su actitud vejatoria y vulgar. Nosotros tomamos como válido el vademécum del venerado PP que con la Virgen y el Vaticano defienden a una vendida España del actual vendabal en forma de vacía verborrea del vago, virulento y vil villano de ZetaP y de su vieja víbora venenosa y viperina la vicepresidenta de la Vega. Ambos a falta de vergüenza, ignoran la vinculante y verídica prueba entre ETA y el 11-M (Explosion Tren Atocha, ¡todo cuadra!) queremos saber la verdad. La vacuna que de un vuelco a la vileza del ejecutivo pasa por el voto y dejar vacante el valioso cetro de poder para que vuelva veloz al verdugo veterano y vencedor valeroso Rajoy y volver a tomar el vital camino de la venganza. Recuerda este versículo la vispera de las elecciones.

Y si dices cosas como esta se valen de su condición de víctimas para llamarte terrorista y hacer ver que ellos llevan razón CQD. Eso sí, a los ecuatorianos ni acercarse que a esos no los mato ETA, si no algún cascote de la T4 cómplice de la gravedad y del gobierno. Además son bajitos, feos, y ni siquiera son españoles.

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