miércoles, noviembre 16

Iceta acusa; Federico tambien

Megacopipasteado que hago de un articulo de Periodistas21

El portavoz del PSC-PSOE, Miquel Iceta, carga contra la brunete mediática en la estela de las denuncias del ministro José Montilla y el repaso de El Periódico a la prensa de guerrilla. Y en la Cope y Libertad Digital, Federico Jiménez Losantos y el resto de acusados celebran la campaña contra la emisora de los obispos. Ya tienen lo que querían, la crispación desatada y los micrófonos y las columnas como bastiones de resistencia teñidos de una heroicidad que desafía al Cantar de Mío Cid.
Santiago y cierra España contra los que empuñan el abrelatas de la España plural.
En La Vanguardia las cosas pintan feas. Su última encuesta muestra que la crispación, como en 1993, como en el 1995, como en el 2003 y el 2004, es mala y perjudica los intereses de muchos. La reforma del estatut divide a los españoles, el PP supera al PSOE en intención de voto, Esquerra pierde en la pelea, el PSC, también.
Malas noticias para la izquierda y los nacionalistas. Demasiado ruido, demasiado lío, demasiada agresividad. La convivencia se deteriora y la gente duda y quiere paz.
Hasta en los antaño plácidos gratuitos piden balas con mejor puntería histórica contra los agitadores y el director de 20 Minutos debe exigir disculpas por el artículo francotirador a su autor.
Iceta se queja y acusa. Federico, también.
Un año y medio después del enorme rechazo de una gran parte de la población a la gestión del gobierno de José María Aznar y el PP, con la gente echada a la calle y los medios por el dolor del 11M y la búsqueda de respuestas, el talante de José Luis Rodríguez Zapatero se ha hundido en las peleas con un Partido Popular inflexible, con los medios de nuevo convertidos en arietes políticos y la gente más deseosa de paz y concordia que de cambios.
En la polarización terrible de la sociedad ese famoso centro que decide las elecciones y las encuestas tiembla y frena.
Los púlpitos de las iglesias, los micrófonos, los editoriales y columnas echan fuego. Amenazas, terribles apocalipsis, licencias de emisoras en duda, la libertad de expresión y de crítica tensada hasta la rotura.
La publicidad negativa cala. Los neoconservadores americanos se hicieron maestros en la estrategia y los demócratas se enfangaron. De las dudas sobre el héroe John Kerry a los falsos expedientes militares de George W. Bush y mucho más.
Iceta denuncia: no es sólo anticatalanismo, van a por Zapatero y las reformas. El Periódico y El País coinciden en el diagnóstico. Iñaki Gabilondo se suma desde la recién estrenada (nunca tan a tiempo) Cuatro.
Federico orquesta y declara liberticida a Zapatero antes de que se consume ningún asesinato. Pedro J. dirige a golpe de carta dominical la estrategia de Mariano Rajoy y los tambores retumban. Y el domingo es 20N y se cumplen 30 años de la muerte demorada del dictador en pleno auge de revisión histórica y guerracivilismo agresivo.
Ya estamos de nuevo. Como hace poco más de un año. Enfrentados como nunca.
¿Hay salida? ¿Ejercen la Cope y otros medios la crítica legítima o retuercen la información hasta la mentira? ¿Dónde empieza la información y acaba la opinión?
¿Se olvidan de que la opinión también debe ser veraz y fundada?
El consenso es que hay problemas y el gobierno se ha equivocado en algunas estrategias, coinciden muchos.
Que al PP la úlcera de la pérdida del poder le sangra como las llagas de nuestros cristos barrocos no hay más que verlo. No digiere el revisionismo de muchas de sus últimas medidas. El mal gusto en la boca le provoca parálisis, cólera y un vómito hecho pactismo de estado entendido con obligado alineamiento a sus tesis. Lo otro empieza a no ser democrático aunque la mayoría del Congreso lo apruebe. No están solos, dicen, en un ejercicio de negar la democracia representativa mientras se lucha por acotar la llegada de las minorías a los parlamentos.
Mal ambiente. Editoriales a cañonazos y espadas en los labios de cada tertuliano.
Iceta acusa. Federico, también.
Unos con más razón que otros. Unos con mejores formas que otros. Unos con mayor exigencia moral que otros. El diálogo no existe, la violencia agrieta las palabras hasta convertirlas en puñales.
Y la gente, como dice la encuesta de La Vanguardia, no pasa por este nuevo enfrentamiento. Políticos, periodistas y demás actores públicos están obligados a hacer una seria reflexión, porque un país no puede vivir en el enfrentamiento permanente. Entonces las balas mandan. Y nadie quiere vivir bajo amenaza.

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