domingo, diciembre 17

Utopía (Tomás Moro)

Los Magistrados:

Es norma del Senado el que ningún asunto se resuelva el mismo día que se propone, sino que se difiera para la reunión siguiente, para que nadie, sin madurarlo, exponga lo primero que se le ocurre, y después quiera sostenerlo tercamente, mirando más a su amor propio que al bien público, ya que son muchos los que llevados por una necia vergüenza, para que no parezca que obraron a la ligera, prefieren que prevalezca su opinión antes que la salud del pueblo, en aquello que debían tener bien estudiado para poder hablar con más conocimiento y menos prisa.



El trabajo

Dividen el día y la noche en veinticuatro horas, dedicando seis horas diarias al trabajo, tres por la mañana, al final de las cuales van a comer. Tienen una siesta de dos horas después de la comida, y una vez descansados vuelven al trabajo por otras tres horas, que se terminan con la cena.
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Conviene poner la atención en esto para no llamarse a engaño, pues podía imaginarse que con solamente seis horas de trabajo diario no podrán producirse los bienes cuyo uso es indispensable, lo cual está muy lejos de suceder, porque con este tiempo, no solamente basta sino que sobra para obtener en abundancia las cosas necesarias para la vida y aun las superfluas.

En los países en que casi todas las mujeres (que son la mitad del pueblo) trabajan y los hombres se dan al reposo, además del gran número de sacerdotes y religiosos que no producen nada con sus manos, ni los señores ricos y herederos (a los que el vulgo llama nobles y caballeros), incluyéndose en esta cuenta a toda la caterva de los que sirven a estos últimos de espadachines y truhanes, y a los mendigos que teniendo salud fingen enfermedad por holgazanería, hallaréis que son muchos, los que no producen nada; y entre los que trabajan hay una gran parte que no se ocupan en cosas necesarias, ya que donde todo se consigue con dinero es forzoso que haya muchas artes totalmente vanas, que sólo sirven al antojo y al exceso.
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Los Magistrados no emplean a los ciudadanos en trabajos inútiles y superfluos, ya que la institución y fundamento de la República se ordena principalmente a que, una vez satisfechas las necesidades públicas, se disponga del mayor tiempo libre posible para que todos gocen de libertad, y desarrollen sus valores espirituales, porque estiman que en esto consiste la verdadera felicidad.



Relaciones humanas

Esto se logra pasando los niños que sobran de una familia a otra que les falten, para formar su cómputo. Si alguna vez se multiplican más de lo determinado y justo, con los que sobran se compensan las zonas despobladas de otras ciudades. Si en algún caso en toda la isla hay excesiva muchedumbre de moradores, hacen un padrón y en el continente fundan colonias sujetas a sus mismas leyes, convidando a los naturales de aquella tierra a que vivan en su compañía, si tienen gusto en ello.
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Cuando algún pueblo prohibe a otro el uso y la posesión de terrenos que tiene vacíos y desocupados, de los que nadie se aprovecha, por ley y ordenamiento del Derecho Natural este otro pueblo puede vivir allí y trabajarlo, y apoderarse del dominio y del uso de aquella tierra. De esta manera, cuando en las ciudades de la Isla ocurre algún desastre de tal magnitud que con medios normales no se pueda reparar (lo cual, a lo largo de muchos siglos, ha ocurrido dos veces por calamidad y peste) entonces hacen venir de las colonias el número conveniente de ciudadanos, porque tienen por más acertado el conservar la casa propia que atender a la ajena.


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